El reconocido escritor y teologo Leonardo Boff escribe - con profundidad y sabiduría - sobre estos tiempos sombríos en el Brasil, lleno de interrogantes e indignación. El mismo tendrá observado la importancia de lo que apunta para los que lo síguen en su sítio, pues nos brinda la versión de su texto también en español. Sigue la reprodución:
En Brasil se abrieron
las ventanas del infierno
En Brasil se abrieron
las ventanas del infierno
Por: Leonardo Boff
En Brasil se constata algo innegable: se nota en muchos sectores la
irrupción de odio, de ofensas, de palabras gruesas de todo tipo, de
distorsiones, de prejuicios y de miles y miles de fake news que, en gran parte, dieron la victoria al presidente
actual. Hay también youtubers que
falsean la realidad, mezclando palabrotas con burlas y burdo moralismo, sujetos
a un proceso judicial.
‘Comunista’ y ‘socialista’ se han vuelto palabras acusadoras. Ni se define su significado real, como si estuviésemos todavía en la
Guerra Fría de hace treinta años. Cuantos, inclusive uno de los ministros de
parcas luces, envían a sus críticos a Cuba, Corea del Norte o Venezuela. La
mayoría no leyó una página de la Teología de la Liberación, tenida por
marxista. Ignoran su propósito básico: la opción por los pobres y por su
liberación, esto es, a favor de la mayoría de la humanidad que es pobre.
En fin, respiramos aires tóxicos. Muchos muestran completa falta de educación y degradación de las mentes. En la campaña electoral esta rabia encubierta salió del armario. Se ha reforzado la violencia preexistente, dando legitimación a una verdadera cultura de violencia contra indígenas, ‘quilombolas’, negros y negras, especialmente contra los LGBTI y los opositores.
Necesitamos comprender el porqué de este despropósito alucinante. Nos
iluminan dos intérpretes de Brasil pertinentes aquí: Paulo Prado, Retrato de Brasil - Ensayo sobre la tristeza
brasilera (1928) y Sérgio
Buarque de Holanda, Raíces de Brasil (1936) en su capítulo
V: “El hombre cordial”.
Ambos tienen algo en común, al decir de Ronaldo Vainfas, pues «intentan descifrar el carácter brasilero a partir de sus emociones» (Intérpretes de Brasil, vol. II, 2002 p.16), pero en sentido contrario. Paulo Prado es profundamente pesimista caracterizando al brasilero por la lujuria, la codicia y la tristeza.
Sérgio Buarque de Holanda hace diferenciaciones en cuanto a la
cordialidad.
«La contribución brasileña a la civilización será de cordialidad, daremos al mundo el “hombre cordial”. La llaneza en el trato, la hospitalidad, la generosidad, virtudes tan alabadas por los extranjeros que nos visitan, representan, en efecto, un rasgo definido del carácter brasileño» (p.106). Pero luego observa: “Sería engaño suponer que estas virtudes puedan significar buenas maneras, civismo” (p.107). Y continúa: La enemistad bien puede ser tan cordial como la amistad, ya que una y otra nacen del corazón” (p.107, nota 157).
«La contribución brasileña a la civilización será de cordialidad, daremos al mundo el “hombre cordial”. La llaneza en el trato, la hospitalidad, la generosidad, virtudes tan alabadas por los extranjeros que nos visitan, representan, en efecto, un rasgo definido del carácter brasileño» (p.106). Pero luego observa: “Sería engaño suponer que estas virtudes puedan significar buenas maneras, civismo” (p.107). Y continúa: La enemistad bien puede ser tan cordial como la amistad, ya que una y otra nacen del corazón” (p.107, nota 157).
Sabemos que del corazón emergen tanto el amor como el odio. La tradición
psicoanalítica nos confirma que en él impera el reino de los sentimientos.
Estimo que definiríamos mejor el carácter del brasileño si sostuviésemos que su
diseño básico no es la razón sino el sentimiento.
Y este es contradictorio: puede expresarse como amor y también como odio
virulento.
Este lado, esta faceta dual de la “cordialidad”,
mejor dicho, del “sentimiento”
ambiguo del brasilero adquirió alas hoy y ha ocupado mentes y corazones. Domina
la “falta de buenas maneras y de civismo”.
Sólo tienes que abrir los sitios, los twitters, Facebook y YouTube para
constatar que las ventanas del infierno se han abierto de par en par. De ahí
salieron demonios, separando a personas, ofendiendo a figuras tan beneméritas
como el medico Drauzio Varella y la figura
mundialmente apreciada de Paulo Freire.
La palabra de un incivilizado ocupa el mismo espacio que la del Papa Francisco o la del Dalai Lama. Pero este es sólo el lado de
sombra del sentimiento brasileño. Hay el lado de luz, enfatizado antes por Sérgio Buarque de Holanda y también por Cassiano Ricardo. Tenemos que rescatarlo
para que no tengamos que vivir en una sociedad de bárbaros en la que nadie más
consiga convivir humana y civilizadamente.
No hay
por qué desesperarse. La condición del propio universo está de orden y
desorden (caos y cosmos), las culturas poseen su lado sim-bólico y dia-bólico y
cada persona humana está habitada por la pulsión
de vida (eros) y
la pulsión de muerte (thánatos).
Tal hecho no es un defecto de la creación, es la condición natural de las
cosas. Las religiones, las éticas y las civilizaciones nacieron para dar
hegemonía a la luz sobre las sombras a fin de impedir que nos devoremos unos a
otros. Termina pesimista Pablo Prado: «la
confianza en el futuro no puede ser peor que el pasado» (p.98). Estamos de
acuerdo.
Nos inspira este verso de Agustín Neto, líder de la liberación de Angola: «No basta que sea pura y justa nuestra causa. Es necesario que la pureza y la justicia existan dentro de nosotros» (Poemas de Angola, 1976, p.50).
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Leonardo Boff es teólogo,
filósofo y escritor – escribió: Reflexiones de un viejo teólogo
pensador, a salir por: Trotta, 2019.
Traducción: Mª José Gavito Milano
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Fuente del texto:
Fuente de las imagenes:
1. Imagin inicial – ombre y mar-ow4aaolum.jpg, reproducida de lo sitio: Leonardo Boff, en este artículo.
2. La
sequía - escultura de Abelardo da Hora.
3. La águia y el saque - YouTube.com
4. Retrato de lo angolano Agostinho Neto in:
http://www.jornalcultura.sapo.ao/eco-de-angola/o-discurso-ecletico-de-agostinho-neto/fotos.
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